lunes, 10 de enero de 2011

Mi aventura con Green Day; by Mar ramoné. (Parte III)

Parte III: comenzar a palpitar el momento.

Ya eran las 11.00 de la mañana cuando me encontré con Camila. Era una de las personas que quería encontrar si o si ese día. La idea era que venga a la fila conmigo, pero después del conflicto que había tenido recientemente; no tenía derecho a hacer absolutamente nada relacionado. Recuerdo que la abracé y cruzamos un par de palabras, pero no mucho, ya saben, no estaba muy conciente de mis actos ese día.

11.30 hs.
No sabía como explicarle donde estaba, por suerte ella me encontró a mí. Juliet bajó del auto, la miré, pero sin caer en cuenta que nos estábamos encontrando finalmente para cumplir nuestro sueño. Juntas.

12.30 hs.
No tenía hambre, pero sabía que si no comía me iba a hacer mal, por eso Jules me acompañó hacia una parrilla, mejor dicho… una de las tantas parrillas que estaban ubicadas por ahí. Estuve haciendo una cola bastante considerable para comprarme un pancho, el cual no me acuerdo si lo terminé o no, ya que a los pocos segundos de haberlo comprado, Ariel, el papá de Jules, la llamó para avisarle que estaban haciendo prueba de sonido. [Nota para Jules: no dije nada en el momento, por que con pocos gestos me di cuenta que me matabas si lo hacía, pero ya pasaron dos meses, estoy perdonada, ¿no?] Corrimos de la mano, siempre de la mano, tratábamos de escuchar, pero nos enteramos de que no eran ellos, si no los asistentes.
Después de ese momento, fuimos a sentarnos donde estábamos antes, encontré a Kevin, nos pusimos a hablar, y le robé un poco de sombra del paraguas que estaba usando.
Mientras hablaba con Jules, cruzamos a un chico que tenía un diario de ese mismo día, con una foto de Billie Joe. Jules se lo pidió, pero en ese momento pasó algo completamente inesperado: la gente empezó a correr hacia las vayas. Tomé a Jules de la mano e hicimos lo mismo, correr. Estábamos un metro de la vaya, todos apretados, casi por morir. Después de discutir con muchos que no se callaban, que empujaban, que hacían olas, que estaban completamente fastidiados por estar más atrás, finalmente, escuchamos a un hombre que nos dijo que no faltaba mucho para que abran. ¿un detalle divertido? Mientras habíamos logrado casi el silencio completo; unos amigos que estaban en la izquierda, la estaban pasando bien con un porro. No pude evitar gritar ¡Uy!, ¡Que rico olor a faso!, y todos se rieron, había que ponerle un poco de onda a la situación.
Finalmente, no recuerdo bien en que momento, pero las vayas terminaron en el piso, y empezamos a correr. Mientras corría veía como alrededor mío las personas se caían, se pegaban, se empujaban, era de película. Corrimos hasta un lugar donde nos obligaron a hacer fila; pero otra vez el mismo problema: mucha gente colándose. Estaba fastidiada, ya que los de adelante mío aparentemente no se daban cuenta de que se estaban colando. Bromeé un poco con Jules amenazando que me iba a colar adelante, pero al fin quede en el lugar que me correspondía.
Nos encontrábamos de la misma manera que habíamos llegado, haciendo filas. Para ese momento ya había perdido a Celeste y a Lourdes, por lo tanto estaba solo con Juliet, de la mano…aunque estábamos quietas en una fila, no nos soltábamos. Mirábamos el panorama y nos preguntábamos cuánta gente había en el VIP, ¿ya estarían todas ahí, o faltaría gente? Era la pregunta del día. Después de una espera que para nostras fue eterna, la fila empezó a moverse. Al mismo tiempo hacia nuestra derecha, entraba la gente de campo trasero. Veía lo felices que estaban, y también veía que entraban de a cuarenta personas. Empecé a preocuparme. Si en el campo VIP entrábamos de a cuarenta personas, y éramos muchos menos, iba a ser más complicado. Pocos segundos después, ya casi llegando hacia los hombres gigantes que te controlaban antes de ir a mostrar tu entrada, escuché que entrábamos de a cuatro personas. Listo, fue lo mejor que había escuchado hasta ese momento. Llegamos hasta esos hombres, mientras de a poco iba perdiendo la conciencia. Me dejaron pasar, y caminamos hasta el lugar de control de entradas. Estábamos de la mano, siempre de la mano. Tenía unos 7 chicos delante mío, veía como sus entradas eran verificadas por una luz roja, no duraba ni unos segundos la verificación, hasta que llegó la mía.
Estaba temblando, se la dí y tardó 30 minutos en verificarla. (Mentira, exagero. Pero para mi fue mucho tiempo)
No hubo ningún problema. Mi entrada era como la de todos. Ya estaba por explotar, fuimos para otro lado donde nos marcaron las entradas, nos pusieron la cinta VIP, (que debo aclarar que fue uno de los momentos más felices de mi vida) y listo. Nos juntaron con otros dos chicos más, y si, finalmente, después de tanto esperar; estaba cruzando ese puente, corríamos y nos retaban, volvíamos a correr y otra vez lo mismo. Estábamos completamente shockeadas. Mi corazón empezó a acelerarse, miraba para todos lados, sacaba fotos, no, no podía entenderlo.
Bajando de ese puente tan largo, vi la parte trasera del escenario, finalmente estaba entrando al recital de Green Day, después de seis años de espera. Mientras corríamos, escuché a un chico hablar por radio con otra persona, que le decía que las entradas de campo estaban agotadas. Eso me hizo sentirme feliz, no sé porque.
Seguimos corriendo hasta que finalmente llegamos. Vimos el escenario gigante, un pasillo chico, y otro más grande. Jules se fue rápidamente hacia el grande, y de verdad no recuerdo porqué, pero le dije:
-         ¡Jules! ¿Dónde vas…?
No supo contestarme, balbuceo un poco hasta darse cuenta de que ese era el campo trasero. El que estaba primero, pegado al escenario, era el campo VIP.
La sensación en el pecho que sentí cuando entré, era inexplicable. Era tan extraño, y tan hermoso a la vez. En pocos segundos, cuando ví a Juliet corriendo; mis ojos se llenaron de lágrimas, y empecé a corrrer, a gritar, estaba shockeada, me reía, gritaba, y veía a Juliet como nunca la había visto antes. Por pocos segundos estaba encerrada en mi misma, viendo a mi alrededor, todos felices, todos eufóricos, y ahí fue cuando estallé. Nunca me voy a olvidar lo feliz que estaba, no paraba de gritar, saltar, correr, mirar a todos, cantar. Estaba llena de alegría. Me parecía raro, que aunque tuviese los ojos mojados debido a las lágrimas, no estaba llorando, ya saben, era la reacción que esperaba tener en ese momento. Pero el llanto llegó después… aunque no voy a adelantar eso aún. Veía a toda la gente y no sabía que hacer: si irme para las vayas, si quedarme atrás y después empezar a empujar, si irme a recorrer todo el estadio, si ponerme la campera, si sacarmela, en síntesis, no podía ejercer ningún movimiento, debido al estado que poseía. Lo bueno es que ya estaba ahí. Nunca me voy a olvidar del viento que hubo ese día, definitivamente marcó mi vida, no puedo sentir el viento sin acordarme de esa tarde, la tarde que estaba experimentando la mas grande felicidad que un ser humano pueda experimentar… o por lo menos, lo que hasta ese momento creí que sería la mayor felicidad. 

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